En los últimos años, Ibiza vive una auténtica revolución gastronómica. A la alta calidad de los restaurantes de cocina tradicional y marinera, se suman otros establecimientos que conjugan el excelente producto pitiuso con toques exóticos y nuevas formas de elaborarlo. Exquisiteces como el porc negre (cerdo negro) -raza autóctona recientemente recuperada-, la sobrasada, la butifarra, el cordero isleño, la gamba roja, los calamares de potera, la langosta, la amplia variedad de pescados de roca y la extraordinaria huerta ibicenca proporcionan unos ingredientes únicos. En los establecimientos que presentamos a continuación se trabajan con la máxima delicadeza y de forma creativa, para que luzcan en el plato en todo su esplendor. El orden en que vienen presentados es aleatorio.

esventall1) Es Ventall: Un clásico de la gastronomía pitiusa en Sant Antoni que, de la mano del chef José Miguel Boned, ha evolucionado hasta una propuesta única en la isla: conjuga platos marineros de siempre con invenciones contemporáneas, inspiradas en esos mismos platos o en los productos más emblemáticos de la isla.

 

candomo

2) Can Domo: La idílica terraza del chef Pau Barba. En 2014 pasó de dar de cenar a 500 comensales en Lío a cocinar para un puñado de mesas, en este agroturismo. Trabaja con producto local, que manipula lo imprescindible para potenciarlo. Aún así, su toque siempre está presente en cada plato. Si lo hay, pidan el cochinillo crujiente.

 

es tragon rec3) Es Tragón: Uno de los restaurantes gastronómicos más recientes de la isla, en las afueras de Sant Antoni. Tapas de fusión, mucha creatividad y el concepto de cocina canalla que le encanta al chef madrileño Álvaro Sanz, que ha trabajado con grandes como Santamaría, Berasategui o Robuchon. Imaginación y trabajo.

 

sabrisa4) Sa Brisa: en un tiempo récord, Esther Boned y Pere Vendrell han logrado elevar a lo más alto este coqueto restaurante de tapas gastronómicas, en el céntrico paseo de Vara de Rey. Su chef, Gonzalo Aragüez, utiliza como base el producto local y lo fusiona con ingredientes exóticos de medio mundo. Pidan las croquetas de bullit de peix.

 

elhotelpacha5) El Hotel Pachá: Tras pasar por fogones como los de El Bulli o Mugaritz, Íñigo Rodríguez aterrizó en Ibiza. Se enamoró de los pescados y la huerta pitiusa de inmediato y ahora los sirve con su visión particular, en el restaurante de El Hotel Pachá, en el Paseo Marítimo de Eivissa. Sus versiones de platos típicos son muy imaginativas.

 

pastis6) Pastis: Este bistró francés, junto a la Plaça del Parc, es uno de los pioneros de la alta cocina en la isla. Lo regenta Armel Guillemin, junto a su esposa Gisela Queiroz. Armel juega, por encima de todo, con la grandeza del producto, en una fusión de exotismos y purezas, donde siempre tienen cabida las raíces francas del chef.

 

can-berrivell7) Can Berri Vell: Además de ser uno de los rincones más atractivos de la gastronomía de Ibiza, en esta casa payesa del siglo XVII de Sant Agustí se sirven platos soberbios. Bruno Hernández, el chef, actualiza recetas y desarrolla bocados creativos muy apreciados. Pidan los raviolis de morcilla. No puede quitarlos de la carta.

 

esterral8) Es Terral: Matthieu Savariaud ha trabajado con grandes como Alain Ducasse o Hélène Darroze y desempeñado cargos de responsabilidad en varios restaurantes con estrella Michelín. Es Terral, en Santa Eulària, es su reducto de cocina delicada. Se declara un enamorado de las frutas y verduras ibicencas. Se nota en sus creaciones.

 


la gaia9) La Gaia: Óscar Molina, chef del Ibiza Gran Hotel, desarrolla en La Gaia el concepto de cocina Japeruvian, una fusión entre nikkei y tapa gastronómica que realmente impacta. Es el único restaurante de la isla con una oferta semejante, donde el toque peruano siempre está presente, pero con constantes guiños y coqueteos a otras geografías.

 


canasofia10) Cana Sofía: El chef Moisés Machado, desde la orilla de Cala Vedella, conjuga platos de pescadores con toques creativos y traslada el producto pitiuso a elaboraciones lejanas. Lo mismo prepara un ceviche de gamba roja que un couland de flaó con fundente de queso de cabra. Su carta varía a menudo y lo mejor es dejarse llevar.